Cuenta la leyenda que las pandemias en pleno siglo XXI son historias de aquellos llamados locos y de posibles películas de ciencia ficción. Pero a veces la vida o más bien el mundo, da un giro de más de 360 grados y aquello que parecía imposible y no real, se convierte en el día a día de un mundo que vivía en un jardín de rosas, aunque no lo pareciera en muchas ocasiones.
Han sido unos meses extraños, duros y tristes, pero al mismo tiempo opino que estos meses nos han dado una gran lección a todos que quizás muchos no hayan reflexionado. Los llamados “locos” no lo somos tanto como muchos opinan. Aquellos que hemos pasado o los que pasan actualmente horas encerrados en las plantas de psiquiatría de los Hospitales son para mí grandes Valientes de este mundo, lugar en el que aún a estas alturas de la película en muchas ocasiones se les mira con temor y desconfianza.
El confinamiento ha sido una gran lección para mí, pues desde el primer momento pensé que si había sido capaz de estar encerrada en un Hospital, lo de quedarme en mi casa iba a ser más fácil. Sentir el aire al abrir la ventana ya era una aventura maravillosa, saborear una taza de leche con chocolate y ver a mi familia y amigos cada vez que quisiera, aunque fuera por videollamada. Y así fue y así ha sido. Por supuesto que he tenido mis momentos de soledad y tristeza, como muchas personas, pero quizás aquellos que hemos pasado por un infierno seamos en el fondo mucho más fuertes de lo que podemos pensar y esa vulnerabilidad de la que muchos hablan, sea tan solo más sensibilidad hacia lo que ocurre en el mundo.
Pienso que las personas que pasamos por Salud Mental, tenemos en ocasiones una creencia muy arraigada, que consiste en pensar que hay algo defectuoso en nosotros. Algo que no está bien, algo que falla y que los demás no tienen. Pero este confinamiento me ha hecho reflexionar aún más y llegar a la conclusión de que esto no es así. Si has estado encerrado o lo estás actualmente, en casa confinado o en la planta de Psiquiatría de un Hospital, para mí eres un héroe muy valiente, lleno de recursos y capacidades. Y además con una capacidad de ayudar a los demás que no te puedes ni imaginar. Cuando estuve en el Hospital, muchos compañeros de planta ayudaban a otros. Yo te admiro por todo esto.
Quizás el mundo tenga forma de bola redonda porque muchos, la mayoría, en el fondo van a su bola. ¿Cambiará el mundo de forma cuando todo esto pase? ¿Quizás tomará tantas formas como diversas somos las personas que formamos parte de él?
Pase lo que pase a partir de ahora, tú eres el protagonista de tu propia vida. Sonríe a la vida y piensa bonito. No somos defectuosos, somos afectuosos.
Un gran abrazo.
Alguien que pasaba por aquí.